Son aquellas que no tienen palanca de trémolo porque las cuerdas descansan sobre un puente totalmente inmóvil. Algunos memorables ejemplos son la Gibson Les Paul, las Grestch o la Fender Telecaster, además de innumerables modelos similares e imitaciones que siguen la filosofía del puente fijo. Cabe reseñar que muchas veces las imitaciones no se corresponden con el sentido peyorativo del término, sino que se trata de instrumentos competentes que están al alcance de más bolsillos.
Los guitarristas tradicionales, y especialmente los que se mueven en el terreno del jazz, blues o rock n' roll, suelen optar por la que podríamos llamar "opción clásica". Sería una opción ideal como primera guitarra (ya hablaremos de cómo elegir una guitarra más adelante), para aprender y conocer el instrumento. El puente fijo es mucho más sencillo para ajustar las cuerdas, camiarlas o afinarlas, y cuando alguien está empezando a tocar ya tiene bastante con pulsar cuerdas y aprender acordes, como para añadir complicaciones extra. Estas guitarras clásicas no presentan este tipo de dificultades añadidas, y por lo tanto parecen la opción idónea para familiarizarse y dar los primeros pasos.
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